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Cecilia Casado

A partir de los 50

Al rico propósito de Año Nuevo…

Lista de propósitos más comunes para el Año Nuevo (y que para Semana Santa forman parte del baúl de los recuerdos)

1.- Ponerse a dieta. ¡JA! Pero vamos a ver: ¿acaso no necesitamos la comida rica, abundante, hipercalórica o sabrosa de verdad para mantenernos dentro de nuestra tranquilidad y equilibrio personal y social? Que si te pones a dieta se acabó la vida social, las comidas con la peña, las copas de vez en cuando, el pintxo pote de los jueves y el chocolate quitapenas. Pues eso, menos tonterías y sacrificios estériles y más alegría para el cuerpo.

2.- Dejar de fumar. Que no, que si fumas porque te gusta y las toses matutinas son aguantables, déjalo estar. Fumar es un placer donde los haya (lo dice una que ha fumado durante más de treinta años) y si algún día se tira el mechero para siempre no será un uno de Enero, faltaría más, con lo bien que viene el tabaco para calmar los nervios, para disimular cuando nuestra cita se retrasa, para echar humo real por la boca en vez de humo figurado por las neuronas. Tengo una amiga que lleva ocho años “dejando de fumar”. Qué frustración, por dios, y ella lo sigue intentando…

3.- Aprender inglés. Pues como que tampoco. Los idiomas se aprenden de pequeños, en el tiempo escolar; a estas alturas de la película es un esfuerzo de titanes ponerse con los libros otra vez –con casi cualquier tipo de estudio- y si no vas a irte a vivir a un país de habla anglosajona mejor no perder el tiempo, el dinero y la paciencia. Además…si hoy en día ya habla español medio mundo, qué más da…

4.- Romper con fulanito (o fulanita).- Aquí ya empezamos a hablar en serio, esto no es asunto baladí y entra en juego la autoestima, la supervivencia (anímica) y muchas cosas importantes más. Cuando de cortar una relación tóxica o poco amable se trata, no hay que andarse con remilgos ni contemplaciones. (Argumento: no me pongo a dieta, ni dejo de fumar, ni aprenderé inglés, pero lo que es…con “x” no vuelvo a ir ni a la esquina a robar pasteles. ¡Por éstas que son cruces!)

5.- Ir al gimnasio. Bueno, el aburrimiento donde los haya, no adelgazarás ni cincuenta gramos en tres meses. Eso sí, se te pondrán los brazos como barras de hierro (importante para llevar más peso en las bolsas de la compra), las piernas como piedras (eso no sé para qué sirve) y podrás pasárselo por el morro a las amigas que están tan felices sin masoquismos innecesarios… Bueno, vale, es sano hacer ejercicio, pero para eso no hace falta ponerse mallas ni hacer máquinas escuchando una música atronadora que te puede volver loco. Ahí está la naturaleza, el monte, tus piernas y no hace falta más. (Y gratis, que se me olvidaba decirlo) El gimnasio sirve para lo que sirve: para ligar o alimentar la vanidad. No hablo de deportistas profesionales ni de personas que viven de su cuerpo, que ese es otro tema.

6.- Hacer el soñado viaje a Egipto. (O a Nueva York, o a las Rías Bajas). Solemos decir: “de este año no pasa” y eso que sabemos que es el viaje de nuestra vida y llevamos SIGLOS soñando con él, pero ya se sabe: que si es muy caro, que si no nos coinciden las vacaciones, que si con quién dejamos al perro, que si no es buen momento para pedir otro crédito…

Y se me ocurren unos cuantos motivos más de propósitos comunes y corrientes que todos hemos formulado algún treinta y uno de Diciembre y que hemos desechado –como tonterías inalcanzables- antes del treinta y uno de enero…pero sin comentarlo con nadie.

Así que ya hace muchos años que dejé de empeñarme en “misiones imposibles”. Excepto el punto “4”, que me parece vital, el resto lo he ido soslayando sin remordimiento alguno y tan sólo puedo decir que dejé de fumar un mes de julio y que no me pongo retos “sociales” para quedar bien conmigo misma. Ya me gusto lo bastante como soy en estos momentos. Aunque también voy a intentar sacarles chispas a las ruedas de mi maleta…

El único propósito para el Año Nuevo es seguir siendo igual de consciente -o un poquito más aunque me cueste un congo- que este año que se acaba. Con eso me basta para darme el aprobado como ser humano…

Felices los felices.

LaAlquimista

Por si alguien quiere contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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