En este texto primero quiero valorar el trabajo, el orden, el rigor, la implicación, el compromiso de un futbolista que no es divo y tampoco figura, pero sí  un competidor nato y con una regularidad extraordinaria. Además, con su silencio y su regularidad cuando le dan la oportunidad demuestra cuáles son los valores de esta Real Sociedad. Su nombre: Ansotegi.

El segundo aspecto a  comentar es el desorden de los ultimos diez minutos ante el Sevilla. La libertad individual nos da los tres puntos, y digo esa libertad porque los futbolistas intentan tirar del carro y aportan al equipo sus cualidades individuales,  como la galopada de Chory Castro con un tiro final que desvía a saque de esquina Rico, el balón detenido de Pardo que salva el portero sevillista, el tiro desde fuera del área de Hervías que envía a córner el portero Rico y el último saque de esquina lanzado magistralmente por Rubén Pardo  y que Xabi Prieto, con un cabezazo fantástico, aloja en las redes dando el triunfo y tres puntos importantísimos en un momento crucial. Hay que tener en cuenta que  a falta de diez minutos más el añadido,  el partido estaba perdido y nadie en el estadio de Anoeta daba un duro por los tres puntos.  Final feliz, júbilo total y los jugadores saludando desde el medio campo a toda la afición.

La tercera cuestión llamativa fueron los cambios tácticos. Minuto 80 de partido. Entra un punta referencial y quitamos al lateral zurdo, ya que el equipo perdía 2-3.  Se cambia el dibujo y pasamos a jugar con defensa de tres.  En el minuto 82 marca gol en propia puerta el central derecho sevillista Arribas. Empate, tablas en el marcador. Un punto es un punto. Reorganizamos el equipo y pasamos a jugar con una defensa de cuatro en la que Prieto se sitúa como lateral derecho. ‘Anso’ e Iñigo son los centrales y Zaldua el  lateral zurdo.  En este desorden llega la implicación y el toque de ataque. Córner a favor y el lateral derecho Prieto se sitúa en el vértice del área pequeña. Esperando el balón enviado milimétricamente por Pardo, que en su interior pensaba: «si la pongo ahí, ganamos». Y lo consiguió. El fútbol es de los futbolistas, y en río revuelto la victoria fue siempre para el que la buscó, la Real Sociedad.

El último detalle significativo fueron las jugadas a balón detenido, ya que  los tres goles del equipo rival fueron a balón parado y de distinta forma: córner, falta frontal y penalti. Vamos por partes. En el gol de saque de esquina la Real Sociedad marca en zona estas jugadas. En el primer palo está De la Bella, pero el defensa Kolo se le anticipa y desvía el balón. Rulli  hace el movimiento natural del portero al correr al palo de delante, pero tiene la mala fortuna de tocar con el muslo el balón que se aloja dentro de su portería. De la Bella defendió mal el balón aéreo. No sé qué decir puesto que el jugador rival también puso sus cualidades y con fortuna desvió un balón que acabó en gol. ¿O ya no nos acordamos del desvío de Prieto ante el Eibar que nos dio tres puntos?

En el gol de Bacca, Banega, que tiene un guante en el pie,  lanza magistralmente una falta frontal y  pone un balón de rosca genial para que Bacca se anticipe tanto a Agirretxe como a Ansotegi, que están detrás. En la defensa zonal cuando el balón entra en mi zona defiendo a muerte al hombre, pero también hay veces que hay que contar con la habilidad del delantero rival. El fútbol es de los futbolistas y además debemos acordarnos del gol que marcó Agirretxe en Almería en una falta lanzada por Granero. Un gol muy parecido al de Bacca, ¿a que sí?

El tercer gol llegó de penalti. La jugada para mí no es sancionable, ya que Iñigo jamás saca el brazo a por el balón y es el esférico el que impacta en su codo. Aunque también es verdad que antes hay una jugada que el arbitró dejó de señalar en la que el portero Rulli comete penalti sobre el lateral Diogo. Cuando esto ocurre es habitual la ley de la compensación, equivocándose dos veces. Sin más, un mal árbitro.

Resumiendo. En el desorden también se ganan partidos, pero se pierden más. Queda muy clarito que este juego es de los futbolistas. Ellos son los auténticos protagonistas, para lo bueno y para lo malo.