“Lo que tu móvil esconde” es una campaña de la ONG Alboan que muestra la relación entre los minerales que se utilizan en la fabricación de los teléfonos móviles y el conflicto bélico en la República Democrática del Congo. Debido al creciente uso de los teléfonos móviles, ha aumentado la demanda de minerales como el oro, el tantalio (que se obtiene mayoritariamente del coltán), el wolframio o el estaño, que se utilizan en su fabricación. Al aumentar su precio, la extracción de estos minerales se convierte en una actividad muy rentable. Por ello, muchos grupos rebeldes, para financiar sus actividades violentas, tratan de controlar las zonas en las que se extraen estos minerales. Según Alboan, si compramos móviles que utilizan minerales extraídos en zonas de conflicto, estamos contribuyendo de forma indirecta a que persista la violencia en dichas zonas. Un estudio reciente, publicado en American Economic Review, una de las revistas de economía más prestigiosas, avala los argumentos de Alboan.
Para realizar el estudio, los autores dividen el continente africano en celdas de 55 km2. Para cada celda, los autores conocen el número de minas (de 14 minerales diferentes) y de conflictos violentos que se produjeron durante el periodo 1997-2010. Los autores muestran que cuando aumenta el precio de un mineral, crece la probabilidad de que se produzca un conflicto armado en las zonas que cuentan con yacimientos de ese mineral. Para el periodo analizado, los autores concluyen que el fuerte aumento de los precios de los minerales pudo explicar entre el 14% y el 24% de los conflictos violentos que se produjeron en África.
Los autores muestran que si un grupo armado toma el control de una zona minera, se multiplica por tres la probabilidad de que la violencia se expanda a otras zonas. Este resultado confirma que la razón fundamental de los grupos armados para controlar los yacimientos minerales es obtener recursos para financiar su actividad violenta. Los autores concluyen que algunas compañías extranjeras también contribuyen a la violencia, ya que en muchas ocasiones financian a los grupos rebeldes a cambio de que se les permita extraer el mineral.
Según Alboan, todos podemos contribuir a erradicar la violencia demandando tecnologías libres de conflicto. El estudio ofrece cierta evidencia a favor de este argumento. En concreto, el efecto del crecimiento del precio de los minerales sobre el aumento de la violencia es menor en los países que han desarrollado campañas más intensas para luchar contra la corrupción, y que siguen las recomendaciones de la Iniciativa para la transparencia en la extracción de minerales.
En suma, la evidencia empírica confirma que existe una estrecha relación entre el precio de los minerales y los conflictos armados. Por tanto, como nos propone Alboan, seamos conscientes de lo que nuestro móvil esconde.